Mary Anning (1799–1847) fue una paleontóloga y recolectora de fósiles británica, nacida en Lyme Regis, en la costa sur de Inglaterra. Desde muy joven, ayudaba a su padre a buscar fósiles en los acantilados de la región, conocidos por su riqueza en restos del período Jurásico. A pesar de no tener formación académica formal y enfrentar grandes prejuicios por ser mujer y de clase trabajadora, Anning realizó descubrimientos clave como el primer esqueleto completo de un ictiosaurio cuando tenía solo 12 años, además de varios ejemplares de plesiosaurios y pterosaurios, revolucionando la comprensión científica de la historia de la vida en la Tierra.
A lo largo de su vida, Mary Anning fue reconocida por algunos científicos de su tiempo, aunque rara vez fue mencionada en publicaciones oficiales. A pesar de su papel fundamental en el desarrollo de la paleontología, su contribución fue durante mucho tiempo ignorada por las instituciones científicas dominadas por hombres. Hoy, Anning es celebrada como una pionera en su campo, y su legado ha sido reivindicado en la ciencia moderna, inspirando libros, películas y reconocimientos oficiales como una figura clave en la historia de la ciencia.